Según las crónicas de Filn el Sabio, último maestro historiador de los enanos. C.E. 214
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Fue en el amanecer de la Cuarta Edad, la Edad del Hombre, cuando los
héroes de este relato se encontraron en las ardientes arenas del
Lejano Harad.
Sauron, el Oscuro, Señor de los Anillos, había sido derrotado por
última vez doscientos dos años atrás. Mucho había cambiado en los
reinos occidentales de la Tierra Media desde que Gimli el Grande
viajara con la Comunidad, defendiendo al Hobbit y al Anillo Único, y
decapitando innumerables cabezas de orcos.
Aragorn, heredero de los tronos de Gondor y Arnor, regresó para reinar
en los reinos de los hombres. Tomando el título de Elessar Telcontar,
el rey Dunadan no tardó en alejar a los bárbaros de las planicies del
este de su reino. Paz y Belleza llenaron de nuevo la vida de los
hombres bajo el sabio reinado de Elessar.
La Señora del Bosque, Galadriel, amada de Gimli, había partido de los
Puertos Grises allá donde Mahal el Creador reside en su imponente
forja. Con su partida, Celeborn, el señor de los elfos, condujo a su
gente al Bosque Oscuro, dónde estableció su morada. De su mano, el
otrora peligroso bosque quedó limpio de todo mal, y volvió a su
antiguo nombre de Bosque Verde. Lorien, quedó abandonado.
Y aquí, en Aglarond, es donde Gimli llevó a su gente desde la
Montaña Solitaria, para dar forma a esta espléndida morada que ahora
llamamos hogar. Por un tiempo, tras la caída del Oscuro, la casa de
Durin floreció. Thorin III, Yelmo de Piedra, fue Rey bajo la Montaña.
En el año 120 C.E., tras haber vivido tres veces más que los de su
especie, el Rey Elessar partió a la Morada de Mandos. Su reina, Arwen,
se envolvió en su dolor y poco después desapareció bajo las hojas de
Lorien. Eldarion Medio Elfo, heredero de Elessar, reinaba ahora sobre
los Reinos Gemelos. Durante unos años, todo fue bien bajo el reinado
del joven rey. Entonces, las mareas de la Tierra Media cambiaron para
peor.
Primero fue la Reconquista de Khazad-dum en 124 C.E. Bajo el liderazgo
de Bildin Barbarroca, quedaron asegurados los niveles superiores. Un
jubiloso Thorin Yelmopiedra cambió el trono de la línea de Durin de
nuevo a las ancestrales sales de nuestra gente. Murió diez años
después durante la Batalla del Dolor. Nuestra gente nunca se ha
recuperado de la Guerras de las Minas. Durin VII, el último en la
línea de Durin, asumió el trono y volvió a Erebor. Las puertas de
Moria se cerraron por última vez.
Los cultos se volvieron populares entre los hombres. Muchos adoraron a
falsos dioses, unos pocos honraron a los Valar, y aún otros a oscuros
señores desterrados en el vacío. En la medida que estas religiones
crecieron en poder y riqueza, el Rey Eldarion comenzó a tener
dificultades para evitar que se mezclaran en los asuntos de estado.
Prefiriendo permanecer en Gondor, Eldarion envió a su hijo Aglahir a
Arnor en el 149 C.E. para gobernar como el nuevo Rey. De esa manera,
los dos reyes pudieron mantener a los cultos bajo control.
Siguió un periodo de paz, hasta que comenzaron las invasiones de los
Hombres del Este en el 186 C.E. En un súbito y furioso asalto, las
tribus del oriente próximo llevaron la destrucción a los reinos de
los hombres. Edoras y Dale pasaron bajo la antorcha de los Hombres del
Este, y ardieron hasta las cenizas. La hermosa tierra de Ithilien fue
tomada. En la Batalla de Dunlostir sucedida en el 187 C.E. en la
región que los Rohirrim llaman Emnet Occidental, las fuerzas de Gondor
y Arnor se unieron a los jinetes de Rohan para enfrentarse al grueso de
las hordas de Hombres del Este. Si no hubiese sido por la oportuna
llegada de los Enanos de Aglarond, los Hombres del Oeste hubieran
caído sin duda. De esta forma, los bárbaros del este fueron
rechazados y volvieron a las planicies, dejando los reinos de los
hombres intactos.
Faragrim, Rey de Rohan, y Billi, Señor de Aglarond perecieron en la
batalla.
Hacia el año 200 C.E. los Reinos Gemelos y sus aliados fueron de nuevo
atacados. Las tribus de Hombres del Este se recuperaron mucho más
rápido que los hombres libres del Oeste, y acosaban frecuentemente las
fronteras de Gondor y Rohan.
Sintiendo la debilidad de los que durante largo tiempo consideraran sus
opresores, los Dunlendinos y hombres de Angmar volvieron a causar
problemas a los Dunedain de Arnor. Eldarion y Anglahir sintieron cómo
el control en sus respectivos reinos se les escapaba de sus manos, y el
poder de los cultos que habían sobrevivido aumentaba a nuevas alturas.
El Rey Eldarion sabía que tenía que enfocar sus esfuerzos en los
problemas internos que plagaban su reino antes de poder acabar con la
amenaza de los Hombres de el Este. Mas, si otra invasión acaecía
antes de que Gondor y Arnor pudieran restablecer el orden, todo
estaría perdido. Así, envió a sus más grandes embajadores al Lejano
Oriente, donde, según los mercaderes que venían de esas tierras,
vivía un poderoso jefe guerrero que controlaba las tribus de hombres
de Este de la Región. Con ello, el Rey esperaba ganar un nuevo aliado,
uno que pudiera controlar las problemáticas tribus hasta que los
Dunedain estuvieran listos para ocuparse de ellos.
Así fue como los embajadores encontraron al guerrero, viejo y gris,
sentado en un trono de marfil. El guerrero afirmó no tener intereses
en los asuntos de las tribus lindantes con los reinos de los hombres, y
la oferta de Eldarion de amistad fue rechazada.
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Grandísima partida y grandísimo pj!¡.
domingo, 16 de noviembre de 2008
El lento vagar de la Cuarta Edad...
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