Extracto de un relato de mi amigo Fox. Increíble:
Foxanthas Falmer, Pirata del mar.
Muchos habréis pensado, ¿pirata del mar? Y si, es un pirata del mar... antes, hace ya mucho, habían dos tipos de piratas, no, no es que hayan piratas en el río también... si no que existían los piratas del mar, y los piratas del caos. Antes, los piratas solo eran de la raza de elfos marinos, y los humanos y otras razas que se subían en un barco para vivir su vida en él eran llamados “corsarios”, que se podría decir... que eran como piratas a los que se les permitía serlo... muchas razas hacen lo que sea para no quedarse atrás en alguna cosa... pero eso es otro tema. Los elfos marinos están divididos en dos clanes, los del clan Falmer, que son los piratas del mar, y los del clan Leoearel, que son los piratas del caos. Se define en que clan tiene que vivir cada elfo marino dependiendo de su color de ojos, si nacía con los ojos azules claros está regido por sus leyes que pertenece al clan Falmer, si nacía con los ojos de un tono azul grisáceo, un tono apagado de los azules, pero uno de los colores mas maravillosos apreciados en el mar, todo sea dicho, es del clan Leoearel. Los Falmer, instruidos desde su primer día de vida en las artes marítimas y druídicas, transformación de animales y algunas otras cosas sin importancia, como son la pesca y el nado; Los Leoearel, instruidos desde el primer aliento en hechizos sombríos y de nigromancia marítima, una cosa muy extraña... y no se sabe mucho más sobre ese clan. Las familias de elfos marinos tienen una estructura de unificación de clanes, pues la gente de un clan solo puede mantener relación con la gente del clan contrario, y así, cuando nace se elige de qué clan será, pero, será hijo de los dos clanes. Foxanthas, es, del clan Falmer, pero es muy extraño, pues tuvieron unas dudas muy grandes al ver que, sus ojos, que era lo que caracterizaba a las personas, eran de un color nunca visto en ninguno de los elfos marinos del mundo. Sus ojos eran de un color azul marino, pero brillantísimos, un intermedio entre cada clan, pero los sabios del reino, decidieron que sería del clan Falmer, ningún clan supo nunca porqué... El joven elfo estuvo recluido hasta la edad de unos... 19 años humanos, cuando creyeron que su mentalidad era ya muy fuerte para dejarle marchar. Cogió su más preciado objeto, su sombrero de Capitán pirata que le regaló su padre antes de partir, como el haría ahora. Y marchó de casa sin más equipaje que sus conocimientos y su fe...
En un pueblo se encontró con uno de los que serían sus compañeros de viaje, Maikheren Firelife, el pícaro mas extraño nunca visto por las tierras de Fyria, Capital de Anerion. No se enemistó con el cuando le intentó dejar sin ninguna moneda, pero tampoco le dio tregua alguna, al ver que no se redimía y robaba a otras personas... Pero era buen chico, en el fondo, quizás, demasiado en el fondo... Al principio más que dialogar se peleaban.
- ¡Eh tu, el Ladrón! ¿Que intentas, eh? ¡No vas a poder robarme!- Gritaba Foxanthas, mirando al ladrón con cara rara.
- Perdona, pero ya lo hice, amigo.- Contestó mientras jugaba con la única bolsa de sus monedas mientras reía muy alto.
- Serás...-Gruño entre dientes el pirata, mientras cogía la bolsa de monedas que el pícaro le tiraba, teniéndolas en su posesión otra vez.
De repente, se dio cuenta de que el sol le llegaba a los ojos, extrañado miró hacia arriba y vio que... no es que el sombrero se hubiese roto, o que la luz fuese un poder mágico, si no que... simplemente, el pícaro le cogió su tan preciado objeto...
- ¡El gorro no, devuélvemelo! ¡Te doy todo mi dinero si me das el gorro!-Empezó a gritar como un loco, mientras saltaba encima de Maikheren con el sable en la mano, pero aún enfundado.
- Escucha amigo... el sombrero lo tienes tú...- Dijo el pícaro mientras señalaba su cabeza con un dedo, sonriendo.
El pirata se paró en seco, se miró la cabeza y vio su sombrero... ¿Cómo un pícaro aparentemente tan debilucho pudo ser tan rápido como para quitarle y ponerle el gorro sin que se diese cuenta? Él lo vio, con sus propios ojos, que el pícaro tenia su gorro, y cuando fue a atacar, ya no... Aquel pícaro tenía cosas que no cuadraban en el esquema sobre ellos... Aunque lo que tenía que hacer un pícaro era ocultarse en las sombras... y atacar, o robar en silencio. Una vez, un pícaro de otro pueblucho, le dijo un día a Foxanthas que “Una espada en silencio corta mejor...” Esas palabras aún no las entendía muy bien, y ahora, la paradoja del significado regresó, junto con una nueva curiosidad: “¿Quien es este pícaro? Descubriré quien es... me interesa.” Después de meditar un rato, le dijo a él, mientras le analizaba:
- Oye tú, pícaro. ¿Se podría saber tu nombre?- Ronroneó Foxanthas.
- ¡Pues claro que si, amigo! Yo soy Maikheren Firelife, pícaro de las cortes del rey.
- ¿Pícaro... de las cortes del rey? No es comprensible...- Dijo Foxanthas, impresionado y extrañado.
- Es fácil, trabajo con la cofradía de ladrones y con el Rey, es un trabajo difícil, el ocultar las noticias de un grupo al otro, y viceversa, pero se intenta.- Masculló Maikheren, mientras miraba si algún pícaro estaba cerca.
- Entiendo...- Dijo Foxanthas impresionado.
Después de estar de pie un buen rato, cuando el pícaro notó su rostro lo suficientemente caliente como para marchar, comentó a Foxanthas que si deseaba hospedarse en la taberna más cercana, El pirata, después de pensar un poco... aceptó, y marcharon los dos juntos hacia un lugar de reposo, y según Maikheren, uno de los mejores.
- Escúchame, Maikheren yo...-Fue Interrumpido Foxanthas
- ¡Por favor, llámame Maik!-Dijo el pícaro.
- Entiendo. Entonces... Maik, querría saber como conseguiste esa velocidad tan increíble...
- Es muy largo de explicar, amigo.- Se agitó, Maikheren se inquietó mucho al oír la pregunta.
- Tengo todo el tiempo del mundo, no tengo planes hechos para nada.-
Contestó Foxanthas.
- Pero yo si, pirata. ¿Cómo que no embarcas en un barco?- Preguntó, eludiendo el tema de su velocidad.
- Pues... mi barco fue atacado.
- ¿Atacado?
- Si, atacado...-respondió por segunda vez.
Es cierto que su barco fue atacado, pero en ningún momento desveló el origen del ataque. Intentó invocar al ser más complicado y también el más orgulloso... solo se mueve por su interés. Le avisaron de que no lo intentase, pero la parte de su corazón correspondiente al ansia del conocimiento, le impidió recordar esas palabras y lo probó. La hidra... el animal más difícil de llamar como amistad, fue llamada al encuentro de Foxanthas, pero él... Al verla, se impresionó y se equivocó en un número incontable de veces en las últimas palabras y gestos. La hidra, enfadada porque Foxanthas la llamó sin motivo previo... le atacó, y destruyó todo su barco, dejando una colección de trozos diminutos de madera y telas flotando por las aguas turbulentas y frías, en las que solo quedaba Foxanthas vivo. Él, cree que la hidra le dejo vivir porque lo que quería era que sufriese el dolor de perder a los camaradas, más que camaradas, amigos... Pues si le hubiese asesinado, junto a todos ellos, no habría podido mofarse de la cara que intentó ocultar el pirata, al ver a todos los suyos aniquilados de un simple movimiento. Puede que también es que esté viviendo por casualidad.
- ¡Explícame eso! ¡Quiero Enterarme!-Gritó Maik con curiosidad.
- Es también muy largo de explicar, Maik, estas muy ocupado, ¿verdad?- Dijo Foxanthas, Irónico.
- Si... Te dejaré en la posada y marcharé, ya me lo explicarás.- Dijo Maik, Decepcionado.
- Pues será mejor que te des prisa, amigo, esta anocheciendo. Por cierto, ¿que tipo de trabajos puedes tener a estas horas?- Preguntó Foxanthas.
- No interesan a nadie, pero hazte un favor a ti mismo, nunca más, a ningún otro pícaro, le preguntes eso...-Pronunció tajantemente el pícaro- Mira, ¡la posada!
El edificio era una de las pocas construcciones en piedra de la ciudad, bastante alto, y con símbolos por los marcos de puertas y ventanas, eran símbolos no reconocibles al ojo del pirata, pero el pícaro, haciendo un movimiento de brazos muy rápido, empezó a tocar los símbolos de los bordes de la puerta, haciendo que brillasen.
- Bienvenido a la posada del “Dragón Flatulento”- Mencionó el Pícaro.
- “Dragón Flatulento”... que nombre más ocurrente...
- Verás, te explicaré la leyenda. Antes de que estas tierras estuviesen habitadas por humanos aquí se encontraba un nido de dragones, ¡Dragones de todos tipos! Verdes, Rojos, Azules, Negros... y el jefe de todos ellos, parece mentira pero... ¡el jefe era un dragón Lila! El dragón al mando de toda la manada, el lila, controlaba a todos los dragones por el miedo que le tenían. Él, solo con abrir la boca, era capaz de soltar un aliento tan horripilante que mataba a dragones negros, y si alguno se resistía, le cogía con una masa viscosa y de un olor increíblemente asqueroso... por eso lo de Flatulento.-Narró el pícaro.
Para ser pícaro... era bastante inteligente, y encima no hablaba con fallos de vocabulario.
- Entiendo, pero... ¿como conseguisteis saber los métodos que utilizaba?- La historia aumentó mas aún su curioso sentido al joven pirata.
- Verás, después de cientos de años, cuando nosotros conseguimos habitar estas tierras, por los alrededores aún permanecían algunos dragones inmóviles, paralizados por esa sustancia, e incluso después de tanto tiempo, el olor de esa masa viscosa, que al tiempo se endureció, era muy fuerte, y después de eso se comenzaron las investigaciones. Al cabo de un mes de investigar, encontraron al dragón lila ahogado en sus propias babas...
- Oye-interrumpió Foxanthas, al ver que la historia perdía emoción-¿Tú no tenías prisa?
- De acuerdo...-Gruñó el pícaro al oír la pregunta.
Entraron los dos en la posada. A pesar de que por fuera estaba construida de piedra, por dentro las paredes estaban forradas en madera de fresno, el pirata recordó que mandó construir un barco con el mismo material. Lo primero que encontraron fue recepción, con un tipo extrañamente vestido. El hombre le dijo al pícaro que se acercase. Al volver, el pícaro le dijo a Foxanthas que havia conseguido una habitación de gran calidad por un módico precio, y que por ser su amigo, podría pagar menos...” ¡Es todo un honor para ti! ¡Te han considerado amigo del graaaan Maikheren!“Dijo el ladrón mirando con cara triunfante pero de sufrimiento...directamente hacia la luz artificial creada por alquimia avanzada... y cuando vio que le caía una lagrimita... paró, movió la cabeza y se quedó un tiempo corto sin mirar a ningún sitio... El pirata dejó allí al pícaro y se fue hacia la que iba a ser su habitación por una... no, por media noche.
Cenó, pero como todo elfo marino... solo podía comer pescado o frutas. Los elfos, cualquier tipo de ellos, tienen un estomago pequeño y unas reservas enormes de energía sacada de una pequeña manzana, por ejemplo. Ellos con comer un pescado al día les basta y les sobra... es una gran dote esa... ¿verdad?
Bueno, como iba diciendo... El joven elfo subió a su gran habitación presidencial, reservada para un pobre y humilde pirata...”Espera” pensó Foxanthas, “Aquí pasa algo... demasiado lujo para mí solo... bien, veamos...”
Empezó a observar por todos sitios... pero no encontró nada, almenos él no. Pidió ayuda a unos grandes amigos suyos un tanto pequeñitos...
Pronunció unas pocas palabras en su idioma, hizo unos pocos gestos... y empezaron a salir burbujas de todos los lugares del habitáculo. De cada burbuja salieron serpientes marinas, ranas y cangrejos... son los animales menos costosos en cuanto a poder mágico se refiere, y además son sencillos... empezaron a buscar por el.
Se oyó un ruido en ninguna parte... un paso en la madera, una serpiente pisoteada... la sangre le delató.
- ¡Mierda! ¿Y ahora qué? Joder...- Dijo una voz un tanto familiar para Foxanthas.
- Maik... sal de aquí.- Dijo Foxanthas.
- ¿Maik? No conozco ningún Maik...
“Tendrás que ser mejor la próxima vez” pensó Foxanthas mientras lanzaba agua desde la palma de su mano izquierda al lugar del cual venia la voz.
Una silueta translucida se mostró ante los ojos atónitos del pirata y sus animalitos. Nunca en su vida havia utilizado técnica alguna en algún lugar distinto a su sala de entrenamientos. Era como aquel sueño de un niño que simplemente se conforma con mirar a ese animal extraño, nuevo para él... o poder tener cosas imaginarias sin sentido.
Hizo desaparecer todas las criaturas convocadas al encuentro y esperó a ver el resultado del remojo del atacante. No se movía... tenia unas formas corporales muy irregulares... “¡Espera!, ¿la serpiente muerta está aun aquí?”. Al desconvocar no se fijó en que un animal no marchó, entonces... después de percatarse de su error, la consumida serpiente desapareció.
- Eres mejor de lo que esperaba, Foxete.- Dijo la voz.
- ¿Foxete? ¡Me llamo Foxanthas! Maik ya puedes salir, vamos.
- Eres bueno, sí, realmente bueno.
- No me hagas la pelota y sal de una vez, anda.- Reprochó Foxanthas.
Apareció una sombra en la pared, a continuación, un brazo delgaducho, unas piernas largas, unos ropajes no muy anchos, una cara muy conocida.
“¡Demasiada capacidad para las voces!” Comentó Maikheren extrañado.
- Soy un Elfo Marino... Pero soy un elfo.- Dijo Foxanthas.
- Ah claro, ya entiendo... Bueno, a lo que iba: siento esta incursión en tu habitación, pero tengo que pedirte un favor muy grande.
- Me temo lo peor- Contestó irónicamente el elfo.
- ¡Es sencillo! Necesito que me prestes tu mano y tus habilidades un momentito... bueno, quien dice un momentito dice un par de horas, o de días... pero tú no tenías prisa, no tienes barco... ¿verdad?
- Tienes razón, desembucha. –gruñó.
- Yo te podría conseguir un barquito... tripulación no, pero un barco sí... necesito que vengas conmigo a Armon, tierra de druidas. Te explicaré una de mis misiones...pero no te acostumbres.-dictaminó Maikheren.
- Tranquilo tranquilo, tampoco lo deseo.
- Bien, el rey me ha pedido a mí que vaya a Armon a acabar con unos druidas un tanto sombríos que andan por allí. Usan tácticas de fuego y explosión, y por eso necesito de tu ayuda para poder acabar con ellos... intentaré hacer lo posible para conseguirte un barco. ¿Vendrás?- Su cara demostraba pena... parecía estar preocupado.
- De acuerdo... pero consígueme tripulación.-Concluyó Foxanthas.
El pícaro se alegró muchísimo, tanto, que casi se cae por la ventana de la sala.
Foxanthas aún seguía pensando en la misión, le necesitaban... hacía mucho que nadie le decía eso. Podría ser una trampa...quizá, pero él confiaba en aquel pícaro delgaducho y alto, con el pelo rizado y los dientes vistosos.
Dos días después comenzaron la marcha, Foxanthas llevaba una mochila con 6 manzanas, 1 antorcha en cada lado, una cuerda y 3 frascos de agua, un agua verdosa... extraña.
- Que agua más guarra que llevas ¿no?- Gritó Maik
- Cuando estés débil... rezarás por que te dé un trago, y encima sabe bien. Son aguas curativas... así que, por favor... me costó mucho crearlas.
- De acuerdo, de acuerdo... estás muy serio, ¿sucede algo?- Preguntó extrañado Maikheren.
- Estoy nervioso, es la primera vez que me enfrentaré a gente de verdad.
- No te entiendo, pero si por lo visto tienes un gran potencial.
- Ya, eso dicen, pero salí hace dos años de los terrenos de entrenamiento y nunca he necesitado utilizar mi magia.
- ¡Alguna vez tenias que empezar amigo! Será un honor instruirte en el arte de matar personas.- Dijo Maikheren entre carcajadas.
- Yo no quiero matar personas, quiero cumplir misiones con los mínimos muertos posibles, ¿es difícil?
- Bastante, sobretodo cuando... la misión trata de derrotar a un grupo entero de druidas enloquecidos.
- Pero ellos hacen daño... no es lo mismo. Tú matas por matar.-Respondió Foxanthas.
- Cierto. –Dijo Maik- ¿Como es que te llamas Fox? ¿Fox significa zorro verdad?
- Jajajaja, sí, Fox significa zorro. ¿Te explico la historia?- Respondió Foxanthas sonrojándose.
- ¡Si! ¡Si! ¡Explícamela!-Gritó Maik dando saltitos.
- Bien escucha: Yo nací hace unos 360 años humanos y...
- Joder, si que eres viejo-comentó Maikheren boquiabierto.
- No interrumpas: Yo nací hace 360 años humanos y, en mi clan, lo primero que se hace es meter al niño en el agua... y al meterme a mí, sin comerlo ni beberlo, me volví un zorro. Todos se preocuparon muchísimo, una persona del clan Falmer no puede hacer eso, pero como al salir y volver a mi forma real, me vieron sonriendo, me pusieron ese nombre. Fox-anthas. Que quiere decir zorro alegre.
- ¡Que recursos tienen los de tu pueblo! Me gustaría poder bajar allí alguna vez...-Susurró cabizbajo Maik.
- Si puedes aguantar la respiración te llevo. Eso es lo bueno de ser como yo, anfibio.- Dijo Foxanthas sonriendo.
- ¡Eres como las ranas!-Gritó Maik
- Si... como las ranas...solo que con pelo y con capacidad de hablar, bueno, las ranas también hablan... solo que no las entendéis.
- ¿Hablan? ¿Las entiendes? ¿Y que dicen?-Volvió a gritar Maik.
- Pues no sé... hablan de presas y moscas, es su vida.- explicó Foxanthas.
- Que asco...
- Oye, ¿tú no ves igual hablar de la persona a la que matar?
- ¡No es lo mismo! Porque... oye, ¿que es esa canción?
“...Yo soy el hombre que anda solo...
En busca de nuevas presas...
Menos mal que soy de buen rango...
Que si no me desharía...
Viva los vampiros...
Viva la sangre...
Voy en busca de comida...
Tengo hambre...”
Se escuchaba a lo lejos a alguna persona cantar. Hablaba de los vampiros, y de buscar presas. Ellos eran las personas que más cerca podían estar de él. Continuaron caminando hasta llegar a un punto donde todo cambió. No se escuchaban personas, solo a aquel personajillo cantando su canción, una y otra vez. Apareció una sombra lejana y pequeña detrás de una casa, solo se veían sus ojos, azul grisáceo brillantes, desde allí, a lo lejos. Corrió hacia el lugar en el que nuestros dos amigos estaban situados.
- ¡Hombre! ¡Personas! Hacía ya mucho que no veía de eso en este pueblo, era un pueblo tan aburrido... vaya, solo son un piratita débil y un algo delgaducho. –Dijo el hombre, sin siquiera hablar para sí.
- ¡Oye! ¡Delgaducho lo será tu madre!- Chilló Maikheren.
- Vaya, encima nos salió contestón el hombrecito.- Se rió.
- ¿Te hemos hecho algo para que te metas con nosotros?-Preguntó Foxanthas controlando la ira de Maikheren.
- Pues... la verdad es que me molesta, que aún tengáis sangre y yo no tenga ni un traguito para comer.-Argumentó la voz.
- ¿Eres un vampiro...a plena luz del día? Imposible.- Gruño Maikheren.
- Tranquilo chucho, te explicaré el porqué puedo asomarme a tomar el solecito y en cambio muchos de los míos no.
- ¡Hijo de...!
- Calla Maik, espera haber que dice.-Interrumpió Foxanthas- Dinos que quieres... cosa.
- ¿Cosa? Muy ocurrente por tu parte, pero lo siento mucho... yo no soy una cosa. Soy un archivampiro. –Contestó la sombría figura.
- ¿Archivampiro? Es la primera vez que lo escucho... ¿eres un tipo de creación o algo así?- Preguntó Maikheren.
- Claro que tengo creadores...mis padres. Los hijos de vampiros son los llamados archivampiros... los cuales no son débiles a los rayos de la luz y al fuego, o a la típica tontería del crucifijo y los ajos... Cierto que de noche y en un lugar húmedo soy mas poderoso que ahora... pero me veo capacitado para tragarme todo vuestro oro rojo... venga, ¡poned los cuellecitos majetes!-Concluyó el vampiro.
Se abalanzó sobre el pícaro y éste, al ver que el vampiro era también rápido, saltó bastante alto para tener la complexión física que tenía... el vampiro casi se tropieza, pero al dar una vuelta en el suelo... de sus manos salieron cientos de pétalos negros que fueron a parar a Foxanthas.
Éste al verlos, creó un muro de hielo... cosa que nunca antes había hecho. Él tiene el poder de los mares... del agua en general, ¿pero del hielo? Nunca en su vida le dijeron nada de hielo... en cientos de exhibiciones vistas en su pueblo... él nunca vio un simple rastro de ese material frío y sólido. Quiso hacer un muro de agua...pero este se congelo, bueno, almenos le salvó... no era momento de paradojas.
- ¡Haber que te parece esto!- Dijo el pícaro, bueno, almenos... uno de los múltiples Maikherens que habían.
Empezaron a salir cuchillos de muchas partes del camino, de debajo de la tierra, del cielo... el pícaro era poderoso. El vampiro fue atravesado por una gran cantidad de cuchillos... pero ni se inmutó.
- Me parece muy bien... aunque me has roto... ¡Mi chaqueta!
Era el momento de que Foxanthas entrara en acción de atacante. Preparó un conjuro manual de géiser. Al dar el grito final... el vampiro se vio atrapado por una corriente subterránea ascendente, la cual, rompiendo el suelo... le alcanzó de refilón, y le rasgó un brazo entero... dejando la visión del radio grisáceo carcomido por el tiempo.
- Vaya, sois poderosos ¿eh? Aunque Foxanthas, te veo un poco verde...
- En ningún momento te hemos dicho mi nombre, vampiro...
- Esto... yo... ¿no hace mucho sol hoy? Mierda, mierda... ¡ala adiós!-dijo el vampiro.
- ¿Por qué me pasa esto a mí? – Se lamentó Foxanthas, ya era la segunda vez que alguien le buscaba...
El pícaro, oliendo la escapatoria del vampiro, le tendió una trampa en unos los árboles que había por la zona. Le consiguió atrapar.
Muchos habréis pensado, ¿pirata del mar? Y si, es un pirata del mar... antes, hace ya mucho, habían dos tipos de piratas, no, no es que hayan piratas en el río también... si no que existían los piratas del mar, y los piratas del caos. Antes, los piratas solo eran de la raza de elfos marinos, y los humanos y otras razas que se subían en un barco para vivir su vida en él eran llamados “corsarios”, que se podría decir... que eran como piratas a los que se les permitía serlo... muchas razas hacen lo que sea para no quedarse atrás en alguna cosa... pero eso es otro tema. Los elfos marinos están divididos en dos clanes, los del clan Falmer, que son los piratas del mar, y los del clan Leoearel, que son los piratas del caos. Se define en que clan tiene que vivir cada elfo marino dependiendo de su color de ojos, si nacía con los ojos azules claros está regido por sus leyes que pertenece al clan Falmer, si nacía con los ojos de un tono azul grisáceo, un tono apagado de los azules, pero uno de los colores mas maravillosos apreciados en el mar, todo sea dicho, es del clan Leoearel. Los Falmer, instruidos desde su primer día de vida en las artes marítimas y druídicas, transformación de animales y algunas otras cosas sin importancia, como son la pesca y el nado; Los Leoearel, instruidos desde el primer aliento en hechizos sombríos y de nigromancia marítima, una cosa muy extraña... y no se sabe mucho más sobre ese clan. Las familias de elfos marinos tienen una estructura de unificación de clanes, pues la gente de un clan solo puede mantener relación con la gente del clan contrario, y así, cuando nace se elige de qué clan será, pero, será hijo de los dos clanes. Foxanthas, es, del clan Falmer, pero es muy extraño, pues tuvieron unas dudas muy grandes al ver que, sus ojos, que era lo que caracterizaba a las personas, eran de un color nunca visto en ninguno de los elfos marinos del mundo. Sus ojos eran de un color azul marino, pero brillantísimos, un intermedio entre cada clan, pero los sabios del reino, decidieron que sería del clan Falmer, ningún clan supo nunca porqué... El joven elfo estuvo recluido hasta la edad de unos... 19 años humanos, cuando creyeron que su mentalidad era ya muy fuerte para dejarle marchar. Cogió su más preciado objeto, su sombrero de Capitán pirata que le regaló su padre antes de partir, como el haría ahora. Y marchó de casa sin más equipaje que sus conocimientos y su fe...
En un pueblo se encontró con uno de los que serían sus compañeros de viaje, Maikheren Firelife, el pícaro mas extraño nunca visto por las tierras de Fyria, Capital de Anerion. No se enemistó con el cuando le intentó dejar sin ninguna moneda, pero tampoco le dio tregua alguna, al ver que no se redimía y robaba a otras personas... Pero era buen chico, en el fondo, quizás, demasiado en el fondo... Al principio más que dialogar se peleaban.
- ¡Eh tu, el Ladrón! ¿Que intentas, eh? ¡No vas a poder robarme!- Gritaba Foxanthas, mirando al ladrón con cara rara.
- Perdona, pero ya lo hice, amigo.- Contestó mientras jugaba con la única bolsa de sus monedas mientras reía muy alto.
- Serás...-Gruño entre dientes el pirata, mientras cogía la bolsa de monedas que el pícaro le tiraba, teniéndolas en su posesión otra vez.
De repente, se dio cuenta de que el sol le llegaba a los ojos, extrañado miró hacia arriba y vio que... no es que el sombrero se hubiese roto, o que la luz fuese un poder mágico, si no que... simplemente, el pícaro le cogió su tan preciado objeto...
- ¡El gorro no, devuélvemelo! ¡Te doy todo mi dinero si me das el gorro!-Empezó a gritar como un loco, mientras saltaba encima de Maikheren con el sable en la mano, pero aún enfundado.
- Escucha amigo... el sombrero lo tienes tú...- Dijo el pícaro mientras señalaba su cabeza con un dedo, sonriendo.
El pirata se paró en seco, se miró la cabeza y vio su sombrero... ¿Cómo un pícaro aparentemente tan debilucho pudo ser tan rápido como para quitarle y ponerle el gorro sin que se diese cuenta? Él lo vio, con sus propios ojos, que el pícaro tenia su gorro, y cuando fue a atacar, ya no... Aquel pícaro tenía cosas que no cuadraban en el esquema sobre ellos... Aunque lo que tenía que hacer un pícaro era ocultarse en las sombras... y atacar, o robar en silencio. Una vez, un pícaro de otro pueblucho, le dijo un día a Foxanthas que “Una espada en silencio corta mejor...” Esas palabras aún no las entendía muy bien, y ahora, la paradoja del significado regresó, junto con una nueva curiosidad: “¿Quien es este pícaro? Descubriré quien es... me interesa.” Después de meditar un rato, le dijo a él, mientras le analizaba:
- Oye tú, pícaro. ¿Se podría saber tu nombre?- Ronroneó Foxanthas.
- ¡Pues claro que si, amigo! Yo soy Maikheren Firelife, pícaro de las cortes del rey.
- ¿Pícaro... de las cortes del rey? No es comprensible...- Dijo Foxanthas, impresionado y extrañado.
- Es fácil, trabajo con la cofradía de ladrones y con el Rey, es un trabajo difícil, el ocultar las noticias de un grupo al otro, y viceversa, pero se intenta.- Masculló Maikheren, mientras miraba si algún pícaro estaba cerca.
- Entiendo...- Dijo Foxanthas impresionado.
Después de estar de pie un buen rato, cuando el pícaro notó su rostro lo suficientemente caliente como para marchar, comentó a Foxanthas que si deseaba hospedarse en la taberna más cercana, El pirata, después de pensar un poco... aceptó, y marcharon los dos juntos hacia un lugar de reposo, y según Maikheren, uno de los mejores.
- Escúchame, Maikheren yo...-Fue Interrumpido Foxanthas
- ¡Por favor, llámame Maik!-Dijo el pícaro.
- Entiendo. Entonces... Maik, querría saber como conseguiste esa velocidad tan increíble...
- Es muy largo de explicar, amigo.- Se agitó, Maikheren se inquietó mucho al oír la pregunta.
- Tengo todo el tiempo del mundo, no tengo planes hechos para nada.-
Contestó Foxanthas.
- Pero yo si, pirata. ¿Cómo que no embarcas en un barco?- Preguntó, eludiendo el tema de su velocidad.
- Pues... mi barco fue atacado.
- ¿Atacado?
- Si, atacado...-respondió por segunda vez.
Es cierto que su barco fue atacado, pero en ningún momento desveló el origen del ataque. Intentó invocar al ser más complicado y también el más orgulloso... solo se mueve por su interés. Le avisaron de que no lo intentase, pero la parte de su corazón correspondiente al ansia del conocimiento, le impidió recordar esas palabras y lo probó. La hidra... el animal más difícil de llamar como amistad, fue llamada al encuentro de Foxanthas, pero él... Al verla, se impresionó y se equivocó en un número incontable de veces en las últimas palabras y gestos. La hidra, enfadada porque Foxanthas la llamó sin motivo previo... le atacó, y destruyó todo su barco, dejando una colección de trozos diminutos de madera y telas flotando por las aguas turbulentas y frías, en las que solo quedaba Foxanthas vivo. Él, cree que la hidra le dejo vivir porque lo que quería era que sufriese el dolor de perder a los camaradas, más que camaradas, amigos... Pues si le hubiese asesinado, junto a todos ellos, no habría podido mofarse de la cara que intentó ocultar el pirata, al ver a todos los suyos aniquilados de un simple movimiento. Puede que también es que esté viviendo por casualidad.
- ¡Explícame eso! ¡Quiero Enterarme!-Gritó Maik con curiosidad.
- Es también muy largo de explicar, Maik, estas muy ocupado, ¿verdad?- Dijo Foxanthas, Irónico.
- Si... Te dejaré en la posada y marcharé, ya me lo explicarás.- Dijo Maik, Decepcionado.
- Pues será mejor que te des prisa, amigo, esta anocheciendo. Por cierto, ¿que tipo de trabajos puedes tener a estas horas?- Preguntó Foxanthas.
- No interesan a nadie, pero hazte un favor a ti mismo, nunca más, a ningún otro pícaro, le preguntes eso...-Pronunció tajantemente el pícaro- Mira, ¡la posada!
El edificio era una de las pocas construcciones en piedra de la ciudad, bastante alto, y con símbolos por los marcos de puertas y ventanas, eran símbolos no reconocibles al ojo del pirata, pero el pícaro, haciendo un movimiento de brazos muy rápido, empezó a tocar los símbolos de los bordes de la puerta, haciendo que brillasen.
- Bienvenido a la posada del “Dragón Flatulento”- Mencionó el Pícaro.
- “Dragón Flatulento”... que nombre más ocurrente...
- Verás, te explicaré la leyenda. Antes de que estas tierras estuviesen habitadas por humanos aquí se encontraba un nido de dragones, ¡Dragones de todos tipos! Verdes, Rojos, Azules, Negros... y el jefe de todos ellos, parece mentira pero... ¡el jefe era un dragón Lila! El dragón al mando de toda la manada, el lila, controlaba a todos los dragones por el miedo que le tenían. Él, solo con abrir la boca, era capaz de soltar un aliento tan horripilante que mataba a dragones negros, y si alguno se resistía, le cogía con una masa viscosa y de un olor increíblemente asqueroso... por eso lo de Flatulento.-Narró el pícaro.
Para ser pícaro... era bastante inteligente, y encima no hablaba con fallos de vocabulario.
- Entiendo, pero... ¿como conseguisteis saber los métodos que utilizaba?- La historia aumentó mas aún su curioso sentido al joven pirata.
- Verás, después de cientos de años, cuando nosotros conseguimos habitar estas tierras, por los alrededores aún permanecían algunos dragones inmóviles, paralizados por esa sustancia, e incluso después de tanto tiempo, el olor de esa masa viscosa, que al tiempo se endureció, era muy fuerte, y después de eso se comenzaron las investigaciones. Al cabo de un mes de investigar, encontraron al dragón lila ahogado en sus propias babas...
- Oye-interrumpió Foxanthas, al ver que la historia perdía emoción-¿Tú no tenías prisa?
- De acuerdo...-Gruñó el pícaro al oír la pregunta.
Entraron los dos en la posada. A pesar de que por fuera estaba construida de piedra, por dentro las paredes estaban forradas en madera de fresno, el pirata recordó que mandó construir un barco con el mismo material. Lo primero que encontraron fue recepción, con un tipo extrañamente vestido. El hombre le dijo al pícaro que se acercase. Al volver, el pícaro le dijo a Foxanthas que havia conseguido una habitación de gran calidad por un módico precio, y que por ser su amigo, podría pagar menos...” ¡Es todo un honor para ti! ¡Te han considerado amigo del graaaan Maikheren!“Dijo el ladrón mirando con cara triunfante pero de sufrimiento...directamente hacia la luz artificial creada por alquimia avanzada... y cuando vio que le caía una lagrimita... paró, movió la cabeza y se quedó un tiempo corto sin mirar a ningún sitio... El pirata dejó allí al pícaro y se fue hacia la que iba a ser su habitación por una... no, por media noche.
Cenó, pero como todo elfo marino... solo podía comer pescado o frutas. Los elfos, cualquier tipo de ellos, tienen un estomago pequeño y unas reservas enormes de energía sacada de una pequeña manzana, por ejemplo. Ellos con comer un pescado al día les basta y les sobra... es una gran dote esa... ¿verdad?
Bueno, como iba diciendo... El joven elfo subió a su gran habitación presidencial, reservada para un pobre y humilde pirata...”Espera” pensó Foxanthas, “Aquí pasa algo... demasiado lujo para mí solo... bien, veamos...”
Empezó a observar por todos sitios... pero no encontró nada, almenos él no. Pidió ayuda a unos grandes amigos suyos un tanto pequeñitos...
Pronunció unas pocas palabras en su idioma, hizo unos pocos gestos... y empezaron a salir burbujas de todos los lugares del habitáculo. De cada burbuja salieron serpientes marinas, ranas y cangrejos... son los animales menos costosos en cuanto a poder mágico se refiere, y además son sencillos... empezaron a buscar por el.
Se oyó un ruido en ninguna parte... un paso en la madera, una serpiente pisoteada... la sangre le delató.
- ¡Mierda! ¿Y ahora qué? Joder...- Dijo una voz un tanto familiar para Foxanthas.
- Maik... sal de aquí.- Dijo Foxanthas.
- ¿Maik? No conozco ningún Maik...
“Tendrás que ser mejor la próxima vez” pensó Foxanthas mientras lanzaba agua desde la palma de su mano izquierda al lugar del cual venia la voz.
Una silueta translucida se mostró ante los ojos atónitos del pirata y sus animalitos. Nunca en su vida havia utilizado técnica alguna en algún lugar distinto a su sala de entrenamientos. Era como aquel sueño de un niño que simplemente se conforma con mirar a ese animal extraño, nuevo para él... o poder tener cosas imaginarias sin sentido.
Hizo desaparecer todas las criaturas convocadas al encuentro y esperó a ver el resultado del remojo del atacante. No se movía... tenia unas formas corporales muy irregulares... “¡Espera!, ¿la serpiente muerta está aun aquí?”. Al desconvocar no se fijó en que un animal no marchó, entonces... después de percatarse de su error, la consumida serpiente desapareció.
- Eres mejor de lo que esperaba, Foxete.- Dijo la voz.
- ¿Foxete? ¡Me llamo Foxanthas! Maik ya puedes salir, vamos.
- Eres bueno, sí, realmente bueno.
- No me hagas la pelota y sal de una vez, anda.- Reprochó Foxanthas.
Apareció una sombra en la pared, a continuación, un brazo delgaducho, unas piernas largas, unos ropajes no muy anchos, una cara muy conocida.
“¡Demasiada capacidad para las voces!” Comentó Maikheren extrañado.
- Soy un Elfo Marino... Pero soy un elfo.- Dijo Foxanthas.
- Ah claro, ya entiendo... Bueno, a lo que iba: siento esta incursión en tu habitación, pero tengo que pedirte un favor muy grande.
- Me temo lo peor- Contestó irónicamente el elfo.
- ¡Es sencillo! Necesito que me prestes tu mano y tus habilidades un momentito... bueno, quien dice un momentito dice un par de horas, o de días... pero tú no tenías prisa, no tienes barco... ¿verdad?
- Tienes razón, desembucha. –gruñó.
- Yo te podría conseguir un barquito... tripulación no, pero un barco sí... necesito que vengas conmigo a Armon, tierra de druidas. Te explicaré una de mis misiones...pero no te acostumbres.-dictaminó Maikheren.
- Tranquilo tranquilo, tampoco lo deseo.
- Bien, el rey me ha pedido a mí que vaya a Armon a acabar con unos druidas un tanto sombríos que andan por allí. Usan tácticas de fuego y explosión, y por eso necesito de tu ayuda para poder acabar con ellos... intentaré hacer lo posible para conseguirte un barco. ¿Vendrás?- Su cara demostraba pena... parecía estar preocupado.
- De acuerdo... pero consígueme tripulación.-Concluyó Foxanthas.
El pícaro se alegró muchísimo, tanto, que casi se cae por la ventana de la sala.
Foxanthas aún seguía pensando en la misión, le necesitaban... hacía mucho que nadie le decía eso. Podría ser una trampa...quizá, pero él confiaba en aquel pícaro delgaducho y alto, con el pelo rizado y los dientes vistosos.
Dos días después comenzaron la marcha, Foxanthas llevaba una mochila con 6 manzanas, 1 antorcha en cada lado, una cuerda y 3 frascos de agua, un agua verdosa... extraña.
- Que agua más guarra que llevas ¿no?- Gritó Maik
- Cuando estés débil... rezarás por que te dé un trago, y encima sabe bien. Son aguas curativas... así que, por favor... me costó mucho crearlas.
- De acuerdo, de acuerdo... estás muy serio, ¿sucede algo?- Preguntó extrañado Maikheren.
- Estoy nervioso, es la primera vez que me enfrentaré a gente de verdad.
- No te entiendo, pero si por lo visto tienes un gran potencial.
- Ya, eso dicen, pero salí hace dos años de los terrenos de entrenamiento y nunca he necesitado utilizar mi magia.
- ¡Alguna vez tenias que empezar amigo! Será un honor instruirte en el arte de matar personas.- Dijo Maikheren entre carcajadas.
- Yo no quiero matar personas, quiero cumplir misiones con los mínimos muertos posibles, ¿es difícil?
- Bastante, sobretodo cuando... la misión trata de derrotar a un grupo entero de druidas enloquecidos.
- Pero ellos hacen daño... no es lo mismo. Tú matas por matar.-Respondió Foxanthas.
- Cierto. –Dijo Maik- ¿Como es que te llamas Fox? ¿Fox significa zorro verdad?
- Jajajaja, sí, Fox significa zorro. ¿Te explico la historia?- Respondió Foxanthas sonrojándose.
- ¡Si! ¡Si! ¡Explícamela!-Gritó Maik dando saltitos.
- Bien escucha: Yo nací hace unos 360 años humanos y...
- Joder, si que eres viejo-comentó Maikheren boquiabierto.
- No interrumpas: Yo nací hace 360 años humanos y, en mi clan, lo primero que se hace es meter al niño en el agua... y al meterme a mí, sin comerlo ni beberlo, me volví un zorro. Todos se preocuparon muchísimo, una persona del clan Falmer no puede hacer eso, pero como al salir y volver a mi forma real, me vieron sonriendo, me pusieron ese nombre. Fox-anthas. Que quiere decir zorro alegre.
- ¡Que recursos tienen los de tu pueblo! Me gustaría poder bajar allí alguna vez...-Susurró cabizbajo Maik.
- Si puedes aguantar la respiración te llevo. Eso es lo bueno de ser como yo, anfibio.- Dijo Foxanthas sonriendo.
- ¡Eres como las ranas!-Gritó Maik
- Si... como las ranas...solo que con pelo y con capacidad de hablar, bueno, las ranas también hablan... solo que no las entendéis.
- ¿Hablan? ¿Las entiendes? ¿Y que dicen?-Volvió a gritar Maik.
- Pues no sé... hablan de presas y moscas, es su vida.- explicó Foxanthas.
- Que asco...
- Oye, ¿tú no ves igual hablar de la persona a la que matar?
- ¡No es lo mismo! Porque... oye, ¿que es esa canción?
“...Yo soy el hombre que anda solo...
En busca de nuevas presas...
Menos mal que soy de buen rango...
Que si no me desharía...
Viva los vampiros...
Viva la sangre...
Voy en busca de comida...
Tengo hambre...”
Se escuchaba a lo lejos a alguna persona cantar. Hablaba de los vampiros, y de buscar presas. Ellos eran las personas que más cerca podían estar de él. Continuaron caminando hasta llegar a un punto donde todo cambió. No se escuchaban personas, solo a aquel personajillo cantando su canción, una y otra vez. Apareció una sombra lejana y pequeña detrás de una casa, solo se veían sus ojos, azul grisáceo brillantes, desde allí, a lo lejos. Corrió hacia el lugar en el que nuestros dos amigos estaban situados.
- ¡Hombre! ¡Personas! Hacía ya mucho que no veía de eso en este pueblo, era un pueblo tan aburrido... vaya, solo son un piratita débil y un algo delgaducho. –Dijo el hombre, sin siquiera hablar para sí.
- ¡Oye! ¡Delgaducho lo será tu madre!- Chilló Maikheren.
- Vaya, encima nos salió contestón el hombrecito.- Se rió.
- ¿Te hemos hecho algo para que te metas con nosotros?-Preguntó Foxanthas controlando la ira de Maikheren.
- Pues... la verdad es que me molesta, que aún tengáis sangre y yo no tenga ni un traguito para comer.-Argumentó la voz.
- ¿Eres un vampiro...a plena luz del día? Imposible.- Gruño Maikheren.
- Tranquilo chucho, te explicaré el porqué puedo asomarme a tomar el solecito y en cambio muchos de los míos no.
- ¡Hijo de...!
- Calla Maik, espera haber que dice.-Interrumpió Foxanthas- Dinos que quieres... cosa.
- ¿Cosa? Muy ocurrente por tu parte, pero lo siento mucho... yo no soy una cosa. Soy un archivampiro. –Contestó la sombría figura.
- ¿Archivampiro? Es la primera vez que lo escucho... ¿eres un tipo de creación o algo así?- Preguntó Maikheren.
- Claro que tengo creadores...mis padres. Los hijos de vampiros son los llamados archivampiros... los cuales no son débiles a los rayos de la luz y al fuego, o a la típica tontería del crucifijo y los ajos... Cierto que de noche y en un lugar húmedo soy mas poderoso que ahora... pero me veo capacitado para tragarme todo vuestro oro rojo... venga, ¡poned los cuellecitos majetes!-Concluyó el vampiro.
Se abalanzó sobre el pícaro y éste, al ver que el vampiro era también rápido, saltó bastante alto para tener la complexión física que tenía... el vampiro casi se tropieza, pero al dar una vuelta en el suelo... de sus manos salieron cientos de pétalos negros que fueron a parar a Foxanthas.
Éste al verlos, creó un muro de hielo... cosa que nunca antes había hecho. Él tiene el poder de los mares... del agua en general, ¿pero del hielo? Nunca en su vida le dijeron nada de hielo... en cientos de exhibiciones vistas en su pueblo... él nunca vio un simple rastro de ese material frío y sólido. Quiso hacer un muro de agua...pero este se congelo, bueno, almenos le salvó... no era momento de paradojas.
- ¡Haber que te parece esto!- Dijo el pícaro, bueno, almenos... uno de los múltiples Maikherens que habían.
Empezaron a salir cuchillos de muchas partes del camino, de debajo de la tierra, del cielo... el pícaro era poderoso. El vampiro fue atravesado por una gran cantidad de cuchillos... pero ni se inmutó.
- Me parece muy bien... aunque me has roto... ¡Mi chaqueta!
Era el momento de que Foxanthas entrara en acción de atacante. Preparó un conjuro manual de géiser. Al dar el grito final... el vampiro se vio atrapado por una corriente subterránea ascendente, la cual, rompiendo el suelo... le alcanzó de refilón, y le rasgó un brazo entero... dejando la visión del radio grisáceo carcomido por el tiempo.
- Vaya, sois poderosos ¿eh? Aunque Foxanthas, te veo un poco verde...
- En ningún momento te hemos dicho mi nombre, vampiro...
- Esto... yo... ¿no hace mucho sol hoy? Mierda, mierda... ¡ala adiós!-dijo el vampiro.
- ¿Por qué me pasa esto a mí? – Se lamentó Foxanthas, ya era la segunda vez que alguien le buscaba...
El pícaro, oliendo la escapatoria del vampiro, le tendió una trampa en unos los árboles que había por la zona. Le consiguió atrapar.
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